Caminada ebria del sueño, mis pies fríos y mojados arrastraban barro y sonidos del ayer, estaba oscuro y la llovizna entristecía mas mis miedos, casi no sentía mi nariz.
Cruce la calle y pregunte al suelo: “¿Por qué ayer no pude decírselo?”, jamás respondió. Los brazos me temblaban y el cabello corto se endurecía cada ves mas, era incontable no podía pensar mas, ya no, era un castigo vano que repetía como una sinfonía inconclusa.
Pase por un jirón y soñé con luciérnagas, eran luces continuas que mis ojos fantaseaban; el se había distanciado, yo lo extrañaba creía que su pelo lacio era una intoxicante sabana, que sus dientes eran un mordisco del destino que quería que me atrapara, pensé que la vida mía había caído tan bajo y que el me rescataba, era una niña ilusa que no esperaba nada, pero quería todo.
Era una zombi alegre que oía el eco del vacio y la excitaba; que rico es llevar el viento en tu espalda y dejarse llevar por la nada, por pretender que mañana no iba a extrañarlo…
Desperté dormida, mi cara rosada, quería sucumbir al húmedo frio que entraba en los poros tibios y cerrados que dormían aun, mi cuarto era un desorden como la vida, las 6 de la mañana siempre me caían mal y el desayuno era un tedioso tramite en mi sonámbulo despertar, Nunca lo hacia.
La masa humeante diaria del bus rojo que roncaba en cada parada estresaba las notas dulces que el frio me daba, queriendo no querer, subo apretando, escucho acomódense al fondo y duermo parada, tediosa rutina necesaria.
Despertaba siempre exacto en el colegio y el ciclo continuo de los rostros era algo cotidiano en los pasillos, exaltados por sus cursos y el examen que esta por venir ; sentía que caminaba flotando entre rayos inalcanzables , esta vez la pastilla no pasaba y me preguntaba : “¿Estará por llegar?”.
A veces pienso que el tiempo corre sin darme cuenta y cuando me doy, para apropósito para que no piense, en ese momento pasaron 3 horas y sigo hablando del sentido hermoso de tenernos y seguía preguntándome : “ ¿En que clase estará?” ,seguro una que no le gusta. Y si lo aceptó, pensaba mas que demasiado en el, era un escalofrió que me atraía.
Lo había visto pasar desafiante, pero tranquilo, era un muchacho que levantaba mirada y corrompía mis pensamientos.
Era un martes furioso y el sol alumbraba su sonrisa, grandiosa coincidencia que el viento arrastrase mis ojos hacia el y se produjiera una explosión silenciosa, que entendí tácitamente, mi corazón cambio sin avisarme…
La foto mental se instalo en el álbum de lo estático, no podía olvidar la película de su sonrisa, que soleado era el día cuando pensaba en un perfecto desconocido distante, era un corrupto síntoma, ya llevaba dos años y medio de intrínseco ir y venir de aquella institución y justo ahora cuando mi destino estaba en irme, se cruzo por mi mirada tan atraíble con un imán.
¿Estudiaste para el examen?, pregunto una amiga, fue como si cayera de un precipicio olvidado de cara al pavimento, recordé que también estudio y era una placa que no podía olvidar en mis metas verdaderas, voltee y le dije que si, mentí.
Mis ideas se opacaban pensando más en otro tiempo, no me sentía ubicada en un salón, era un espectro impaciente por desaparecer y eso hice, regrese a casa.
Las escaleras blancas y el ladrido mene ante me hacían entender que mi casa era la misma, subí, comí, sentí una vibración excéntrica en mi pecho, no era yo, era mi celular cardiaco que consumía un mensaje que me hizo estremecer mi cuerpo...